Los nobles siguen siendo nobles

Nosotros los Nobles

Por Jesús Delgado

La película Nosotros los nobles (2013), del director Gary Alazraki, aún genera conversación. La mejor prueba de esta afirmación es que Cinépolis decidiera reestrenarla en salas de cine este mes de abril, regreso entendible debido al enorme éxito que ha acumulado desde su estreno, un verdadero hito en la historia reciente del cine mexicano.

Nosotros los nobles se inspira en El gran calavera, de Luis Buñuel, mientras que su título hace alusión a Nosotros los pobres, de Ismael Rodríguez de 1948, y cuenta la historia de la acomodada familia Noble, que ha perdido el norte por el fallecimiento de la madre y las mieles de la bonanza económica. Los tres hijos están descarriados: Charlie, el menor, fue expulsado de la universidad porque sobornaba maestros y se acostaba con sus maestras; Javi, persigue negocios sin pies ni cabeza, despreciando la propia empresa familiar; y Bárbara, está a punto de casarse con un gigoló solo para hacer molestar a su padre.

Ante estas circunstancias, el padre viudo entra en pánico al ver que sus hijos no valoran lo que tienen, no son empáticos ni conscientes de su entorno, comportándose como niños ricos malcriados. Se propone entonces, darles una lección: Hacerles creer que se han quedado sin dinero, que han perdido su empresa, que cada uno deberá buscar un trabajo según sus habilidades -bastante escasas, por cierto-, perdiendo contacto con sus conocidos y regresando a vivir a la casa de su abuelo paterno en una colonia popular. Los tres jóvenes “Nobles”, experimentan entonces toda clase de dificultades, que provocan carcajadas entre los espectadores, pero también varias reflexiones. 

Nosotros los nobles plantea la posibilidad de perderlo todo de la noche a la mañana, ello permite deducir que lo opuesto también es posible: Ganarlo todo en un abrir y cerrar de ojos, lo cual luce como el sueño de cualquier ciudadano promedio. 

Como todo es posible en la ficción, los jóvenes disociados que están habituados a subestimar a los demás, a creer en toda clase de prejuicios y a mirar por encima del hombro a quienes no tienen sus mismos privilegios, se enfrentarán ahora a un trabajo de tiempo completo, a jefes desconsiderados y a numerosas vejaciones. Lo cual permite una especie de “venganza” colectiva en el público, al poder reírse de aquellos que lo han tenido todo sin valorar el mérito del trabajo pero que ahora deberán contar su salario de pesito en pesito para hacerlo rendir, sufriendo toda clase de penurias y aprendiendo a estimar a personas que se esfuerzan en labores manuales o que demandan gran esfuerzo, pero que suelen estar mal remuneradas y en el umbral de la pobreza.

Si bien podría decirse que Nosotros los nobles peca de ser reduccionista, así como de apoyarse en todo tipo de estereotipos para simplificar complejos problemas sociales que a penas logra rozar en su superficie, la película entretiene y ofrece una historia que se relaciona efectivamente con su contexto, no solo con el mexicano sino con el latinoamericano porque, podríamos afirmar que la mayor parte de la región sufre de ese terrible mal que es la desigualdad social.

Por otra parte, es meritorio que la reflexión se origine a través del humor. Estamos ante una comedia que nos hace reír de nuestros propios males. Si algo nos desagrada de aquella sociedad reflejada, tal vez sea que se parece demasiado a ésta en que vivimos. 

La diferencia es que en Nosotros los nobles las diferencias de clase son divertidas, si bien se repite la fórmula bien conocida de representar estereotipos, por ejemplo, como el caso de la niña fresa de ojos claros que se burla del prieto de cabellos chinos de origen humilde pero que luego termina enamorándose de él, en esta historia hay algo que percibimos diferente y que tiene que ver con la humanización del estereotipo, que resulta relativizado. 

Otro de sus logros es que aquí los tres jóvenes mirreyes -como con frecuencia son llamados este tipo de “personajes” sociales-, si bien están desubicados, son clasistas, racistas, y no saben hacer nada, terminan aprendiendo. Se dan cuenta de lo desorientados que están y cambian. El hecho de perderlo todo por un par de meses ha modificado a estos personajes. Esto se disfruta y dicha evolución resulta, creo, en una de las causas por las que la película ha logrado ganarse la receptividad que aún tiene. Ahora, por supuesto, que este es un final feliz que ofrece la ficción, pero que difícilmente parece posible ver en la realidad, al menos en el presente.  Sin embargo, verlo en la ficción puede aliviarnos e inspirarnos a pensar que es posible. Así de potente es el arte de la representación.

El guión, adaptación de Alazraki, junto con Adrián Zurita y Patricio Sáiz, es sólido y efectivo. La dirección de fotografía es limpia y acertada, la firma José Casillas, cuyo trabajo también puede verse en la cartelera actual del país en la película Un actor malo, recién estrenada.

Gonzalo Vega, como el padre de familia Germán Noble, encabeza el elenco con un trabajo preciso y atinado en su último desempeño actoral, ya que falleció en 2016. Luis Gerardo Méndez, en el rol de Javi, Karla Souza, en el de Bárbara y Juan Pablo Gil en el de Charlie, se lucen con interpretaciones frescas que llenan de humanidad a personajes caricaturizados, de los cuales nos reímos, sí, pero sin dejar de sentir pena o empatía por ellos. 

Cabe acotar que Nosotros los nobles en su momento recibió un Estímulo Fiscal, en este caso Eficine, que apoya con fondos estatales la producción de largometrajes, resultando una muestra de que cuán exitoso puede resultar un proyecto que cuente con esta clase de apoyos, los cuales parecen estar en peligro de reducirse, o desaparecer, siendo una fuente importante de financiación para las obras artísticas.

El público, y el paso del tiempo, están manteniendo en un buen lugar a esta película. Ahora, cabría preguntarse once años después: La desigualdad social que la inspiró, ¿Ha cambiado? ¿Los nobles siguen tan nobles como antes? ¿Y los pobres, tan pobres? ¿Con todo lo que ello implica…? 

Acuda al cine y aproveche el reestreno de esta película, para que por su propia cuenta descubra, o redescubra, por qué Nosotros los nobles nos dice tanto y siguen resonando tan fuerte sus ideas, quién sabe por cuanto tiempo.